"Se puede trazar una gran diferencia entre las concepciones occidentales y las concepciones indias sobre el tiempo. La percepción occidental del tiempo es lineal y progresiva: os desplazáis a lo largo de una línea, como el pasado detrás de vosotros y el futuro delante, y esperáis avanzar, progresar ("tienes seis años, deja de actuar como un niño de dos años"). ("Nos ha hecho falta un millón de años para salir del fango, y ahora hemos logrado ir a la luna"). Cada momento es considerado como una etapa con respecto a las otras; cada momento es superior a los momentos precedentes, pero no tan agradable como el que seguirá.
Esta progresión del tiempo lleva a la mayoría de los no-Americanos a negar al Gran Espíritu no progresista y a la Madre Tierra. Y provoca el comportamiento tiránico pero pretendidamente racional de los adultos con respecto a sus hijos (y recordad que, como eufemismo de "salvajes", nos llaman "niños"), y trae consigo la manera ciega y frenética con la que acostumbran a perseguir a las especies "inferiores" y su tentativa de destruir a los pueblos tribales.
La palabra "primitivo", derivada de la misma raíz que "primero", significa un estado primero, anterior, por oposición al estado "avanzado", desarrollado. Así, un pueblo tribal es juzgado en función de lo que los occidentales creen que debería llegar a ser finalmente; "pero esta evolución necesita ayuda", suspiran brincando de impaciencia ante la lentitud con la que estos seres atrasados aceptan el necesario Progreso.
A pesar de la existencia de estructuras sociales y económicas primitivas, Occidente define "primitivo" y "desarrollado" en términos de tecnología. Y la utilización intercambiable de los términos "primitivo" y "tribal" origina la afirmación implícita de que si la tecnología se hace más compleja, las formas tribales desaparecerán. Como Occidente se ha servido de estas premisas para justificar la explotación colonial y el imperialismo cultural, esta afirmación se ha convertido en una profecía verificada.
Nuestra percepción del tiempo es, por el contrario, esférica no hay ni pasado ni futuro, ya que ambos forman uno con el presente. Cada momento del tiempo se pertenece a sí mismo la única interacción de acontecimientos infinitos desde el principio de los tiempos y tiene consecuencias infinitas. Del mismo modo que cada punto del espacio es el centro del universo, cada momento es el centro del tiempo, el único y precioso instante para el cual la Tierra se ha preparado desde su origen. Nada progresa, avanza, ni mejora. Todo está en lo que ha sido y será. Un árbol de tres pies de altura no es ni superior ni inferior a un árbol de treinta pies. No es nunca ni superior ni inferior a lo que era, ni a lo que será. Ha de estar siempre en armonía consigo mismo. Si los europeos hubiesen llegado aquí cientos de miles de años más tarde, habrían encontrado una tecnología más compleja, pero no seríamos superiores a lo que éramos."